3 de febrero de 2009

Andes bolivianos

ANDES BOLIVIANOS

"No es más quien más alto llega, sino aquel que influido por la belleza que le envuelve, más intensamente siente"                  Maurice Herzog


“Lo autentico aún existe”, así reza la propaganda de la embajada de Bolivia en Madrid, y después de cuatro semanas en este país minimalista, con una extensión que dobla a la de España y apenas 7 millones de habitantes, acreditamos que la proclama no miente.

¿Cómo lo podríamos definir?, por unas razones u otras, la adversidad se cebó con este país, tuvieron guerra con Brasil por el caucho y la perdieron, junto con 200.000 km2 de amazonía. Posteriormente entraron en hostilidades con Paraguay por el petróleo y volvieron a perder, y para rematar finalizan con otra guerra, esta vez con Chile que, como no, les hizo perder toda la costa. Realmente es la autenticidad del desastre.

El 29 de Junio del 2003 el palentino Óscar Díez del Fuentes Carrionas, junto con “el Boti” y yo, del Yordas, tomamos tierra en El Alto, el aeropuerto de la Paz. Empezamos con una vieja semblanza, “La Paz capital de alturas” y realmente a más de 4.000 m en que nos encontramos iniciamos una aclimatación a marchas forzadas. Es de noche y el espectáculo no tiene parangón, una ciudad desparramada por las laderas de las montañas como un sínodo de luciérnagas, entre los 3200 y 4200 m en los arrabales, ostenta con orgullo el título de metrópoli más alta del planeta.

Al día siguiente emprendemos la búsqueda del legendario Club Andino, no sin antes visitar lugares de parada obligatoria como el barrio de Sagarnaga, famoso por su comercio y agencias de aventura. Perpendicular a este hallamos la calle Linares en el conocido como “Barrio de las brujas”, todo un mercado de hechicería y magia. También las plazas de Murillo, del Estudiante y Miraflores.

Puestos en contacto con Alfredo Martínez, uno de los pioneros del andinismo boliviano, nos recomienda iniciar el periplo de la CORDILLERA REAL por el macizo del Codoriri y hacer cima en un cinco mil. La recomendación nos convence y al día siguiente en una movilidad (nombre dado en Bolivia a los pequeños vehículos de transporte públicos) nos desplazamos a la localidad de Tuni. El viaje augura aventura, surcando un altiplano agreste y árido como la antesala de un patíbulo, surge una cordillera con 160 km de frente. Asemeja a una división napoleónica e irradia hostilidad, invitándonos a adentrarnos, y durante unos minutos clavamos la mirada permaneciendo en mudo desafío. Al poco apreciamos las estilizadas siluetas del Condoriri, inconfundibles por su similitud con el ave reina de la zona y de donde emana la leyenda de los hombres-cóndor.

CERRO TARIJA

Estamos en Tuni y procede contratar mulas para los porteos, (la verdadera razón es la seguridad y dejar algunos dólares en unas tierras tan necesitadas). Sin las mochilas tenemos una placentera travesía de tres horas hasta la laguna de Chiar Khota a 4600 m, cruzándose en nuestro camino rebaños de llamas y vicuñas, camélidos perfectamente adaptados a este entorno.

Cuando se presentan ante nosotros las moles del Condoriri confirmamos que se trata de uno de los paraísos andinos menos frecuentados y más salvajes del continente: justo lo que buscábamos. Antes de cruzar Chiar Khota, pues al otro lado está el campamento base, encontramos la cabaña de Cristina la cual ofrece alojamiento a buen precio lo que siempre será mejor que dormir en la tienda en caso de inclemencias meteorológicas. La laguna es una despensa natural y sus truchas junto con las papas y el arroz son el plato básico. Anochece pronto y tenemos que madrugar, el Cerro Tarija con sus cinco mil metros nos aguarda.

Son la 02:00 de la madrugada. Con la oscuridad muy densa, a la luz de los frontales y con las dorsales andinas de fondo, tres seres noctámbulos y tambaleantes prosperan hacia el glaciar de la vertiente SO. Al entrar en la lengua del mismo, parada de rigor y puesta a punto del equipo para continuar en ensamble. El hecho de no comprobar la ruta el día anterior por la tarde nos hace dudar y emprendemos una serpenteante ascensión sorteando grietas que aparecen por doquier y nos hacen invertir el doble de tiempo que por el camino normal que discurre por la vertiente izquierda. A pesar de todo hemos sido bastante precisos en el trazado y afortunadamente sin ningún contratiempo, coronamos el Cerro Tarija poco después del amanecer. Esta prueba da visado para el siguiente objetivo.

HUAYNA POTOSÍ

Rodamos hacía paso Zongo, antes de alcanzarlo encontramos a nuestra izquierda la casa de Miguel Altavidano donde a parte de alojamiento, ofrecen servicios de porteos y guías. Negociamos tres porteos y seguidamente iniciamos la caminata durante la cual nos sorprende la magnificencia del pico. Surgen imágenes rescatadas del Edén, la traducción al castellano de Huayna Potosí bien lo justifica “el joven bramador”. Los caprichosos salientes del glaciar desafían las normas arquitectónicas y a pesar de su fama como seis mil asequible desconfiamos desde el principio.

Pensando en pernoctar en Campamento Argentino, nos comentan los guías que hace más de siete años que fue clausurado, no por el peligro de avalanchas, que nunca las hubo, (tienen que “venderlo” disimulando como pueden) sino por la incomodidad de dormir en el hielo. Por ello el Campamento Base se instala en “Las Rocas”, último saliente pedregoso antes de adentrarnos en el glaciar, alargando así consiguientemente el segundo día de ascensión. Tenemos necesidad perentoria de agua para combatir el mal de altura y procedemos a fundir nieve, añadiéndole pastillas de caldo que funcionan bastante bien.

Muy temprano abandonamos el campamento, incorporándose a nuestra cordada un colombiano, Rafa. Con las prisas y la oscuridad reinante se nos olvida la cuerda, casi nada, baja Óscar a por ella y proseguimos. A las dos horas cruzamos Campamento Argentino, que se encuentra totalmente deshabitado y poco después la montaña acoge nuestro paso, pletórica de hielo y nieve, extendiendo una grieta que hizo su aparición este año. Sorteamos las posibilidades y el único camino son unas precarias escaleras empalmadas con cuerda de tender la ropa. Tenemos que asegurar y poner esmero en no tropezar con los crampones. En esta naturaleza creada por Dios se incorporan difícilmente los ingenios humanos para dominarla.

Superada la fuerte pendiente que sigue a las escaleras nos tomamos un respiro y vemos el amanecer inundándolo todo con tonos anaranjados, mientras en la lejanía las luces de la gran ciudad van gradualmente apagándose. Proseguimos nuestro camino sin problemas hasta encontrarnos con la impresionante y larga rampa final. La dureza del hielo, sus irregularidades y la fuerte pendiente constituyen un problema añadido. Una hora más tarde plantamos los pies en los 6088 m del coloso andino.

PARQUE NACIONAL DE SAJAMA

Colindante con la Paz y al sur de la capital boliviana, nos encontramos con el departamento de Oruro, poseedor del Parque Nacional de Sajama, que a lo largo de la historia siempre fue un tanto eclipsado por el salar de Uyuni y las cautivadoras cordilleras andinas. Pero de una forma modesta sin estridencias y aprovechando el magnífico reclamo de sus majestuosos volcanes (uno de ellos, el Nevado Sajama, se erige como la cima del país) junto con otras joyas naturales, poco a poco la zona se convierte en uno de los objetivos del que no podemos prescindir exploradores como Oscar del Fuentes Carrionas y yo, del Yordas.

Accedemos por la carretera de Patacamaya a trancas y barrancas en una movilidad (un minibús), comprimidos hasta el tuétano y pendientes de las mochilas encajadas en la baca del vehículo, sin saber si en cada parada continúan allí. Vamos por un camino asfaltado –que en Bolivia no es poco- llegando después de casi toda la jornada a la población de Sajama. Nos encontramos con más europeos, hay holandeses, austriacos y franceses pero ninguno alpinista. Estamos en un territorio inhóspito pero que nos acoge con las infraestructuras mínimas, hospedándonos en una casita de adobe o algo similar. Yo tengo que dormir en diagonal en una cama de 1,60.

EL VOLCÁN SAJAMA 6520 m



Levantándonos a las 07:30 contratamos unos porteos: es la mejor forma de quedar bien con una gente tan acogedora y dejarles unos dólares y, ni que decir tiene, la ascensión se hace más placentera y cómoda. Amaneciendo a las 08:00 cargamos el burrito que nos lleva las mochilas hasta el Campamento Base. Todo este territorio es llamado el altiplano y aparentemente es tan agreste como desolador, pero encierra una belleza paisajística indescriptible. Una vez más nos sumergimos en las costumbres vernáculas de un lugar que nos es ajeno, siempre respetando nuestra naturaleza iniciática y exploradora de lo desconocido. Acampamos a más de 4200 m saboreando la paz y el silencio del atardecer austral. Tanto por la noche, a varios grados bajo cero, como por el día, tenemos que echar mano a las prendas de abrigo. A pesar de ser verano estamos muy por debajo del ecuador.

Al día siguiente los porteadores están clavados a las 08:00 iniciando la senda hacia el campamento avanzado. La vastedad del parque nos sorprende con sus 100 230 hectáreas, y a medida que subimos nos percatamos de sus titánicas dimensiones, como dice la propaganda boliviana “lo autentico aun existe”. A la hora de comer plantamos la carpa (una tienda alquilada) y aunque al principio pensamos que era posible hacer las dos jornadas en una no es recomendable por la aclimatación. Pernoctamos a 5700 m y la tercera jornada es promisoria de cumbre, supondrá en ese día la máxima cota de Bolivia.

Esta vez partimos de madrugada con un frío glacial y una oscuridad tenebrosa, acometiendo el paso más complicado justo al comienzo de un mixto engorroso y a continuación unos pasos de roca de III grado, relativamente fáciles. Pero sin puntos de referencia y sin nadie por delante, esperamos media hora hasta que la claridad nos guía, pocos minutos después lo superamos para seguir con una pala de nieve que nos exige largas horas de peleona ascensión con los piolet de tracción. Poco a poco la pendiente va cediendo y sin darnos cuenta, como cuando vivimos en pos de un sueño, culminamos en una cima de las más esotéricas. En realidad se trata de una superficie con espacio suficiente para jugar un partido de fútbol, como así fue en el año 2001 entre los guías de Sajama y de La Paz, ganando los locales por 2 tantos

OTRAS MARAVILLAS DE SAJAMA

Existen 2 soberbios volcanes a parte del descrito: son los Payachatas que superan los 6200 metros. Para los que no hacen montañismo el Parque brinda un tupido surtido de lugares con gran encanto y belleza. Alquilando dos bicicletas ponemos rumbo norte y al cabo de 11 km nos topamos con la laguna de Huañacota donde contemplamos cercanos y escurridizos a decenas de pájaros que captamos con el objetivo. Nos comentaron que la laguna es también morada de parinas (flamencos andinos) pero en otros meses del año.

Otra visita obligada son los géiseres de Junt`uma, toda una combinación de agua y fuego que solo la naturaleza sabe coordinar. Enclavado en una zona eminentemente volcánica como esta y a modo de balneario natural está salpicado por pequeños cráteres en los que el agua tiene diferentes temperaturas. Los hay ideales para bañarse, mientras que en otros no puedes meter la uña del dedo meñique debido a que hierve el líquido. En unos el agua permanece transparente e inamovible, en cambio en otros las bañeras parecen fumarolas y el fluido borbotea con cierta intermitencia desprendiendo humos y gases. Cuando cae la tarde, esperándola con fervoroso anhelo, el espectáculo es insospechado, al tenue resplandor de las aguas termales se une el deambular de las nubes como gárgolas deformes, propiciando un fantasmagórico panorama. Sajama no deja de sorprendernos a cada paso que damos.

Para finalizar citaremos otra ruta comenzando en el puente sobre el río Tomarapi que nos conduce a un pueblo, Jankho Huyo, en cuyas cercanías se pueden deleitar los amantes del primitivismo con las pinturas rupestres, al tiempo que observan unas lúgubres torres de barro que aglutinan el tenebroso arte funerario de los Aymaras. Yo pensaba que eran construcciones para que nidifiquen las aves... Bueno, ya lo saben, si visitan Bolivia no se pierdan este parque, se lo dicen dos aventureros.


Texto: Javier Fernández López
Fotografía: Óscar Díez Higuera

1 comentario:

  1. Buenos dias

    Queria agradecerles por publicar cosas tan maravillosas acerca de mi pais es bueno ver que reflejan en sus textos la realidad vivida y lo impresionante de los antes en Bolivia, mil felicidades por las cumbres alcanzadas.

    Soy Boris Martinez hijo del Andinista Alfredo Martinez a qien conocieron aca en Bolivia, el sigue aun en el club andino Boliviano y me pongo a su disposicion para cualquier dato o informacion que requieran pudiendo pasarles mi dato a algunos compañeros o amigos de su club que esten interesados en conocer Bolivia.

    Nuevamente gracias por sus publicaciones las cuales contribuyen a la difusion del turismo en mi pais.

    Atte.

    Boris Martinez

    Contactos
    borismart24@hotmail.com
    alfredomartinezexpediciones@bolivia.com

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